En el caso de Lars von Trier, la respuesta es simple. Uno se levanta por la mañana, da un paseo, va a trabajar y busca en el mundo un rayo de interés que pueda desplegarse en imágenes que incluso añadan algo al vocabulario cinematográfico. Le sirve para mantener alejada a la melancolía. Por eso sus películas nos llegan a intervalos cortos últimamente. Al parecer, ya tiene una idea para la siguiente. Primero me dice que ha empezado a leer novelas: Los Buddenbrook, de Thomas Mann; El idiota y Los hermanos Karamazov, de Fiodor Dostoievski.
“Ahora me pregunto por qué el cine es tan estúpido”, suelta de golpe. “¿Por qué todos los diálogos deben decir algo? Una trama… Cuando hay un hilo conductor en un libro solo se toca de vez en cuando”.
“Pero una película está atada a la trama. Ni siquiera una película de Tarkovsky se acerca a la profundidad de una novela. Podría estar bien usar algunas de las cualidades de una novela, a pesar de que nunca dejan de hablar – es lo que me gusta de Dostoievski –, e incluirlas en una película”.
¿Cómo quedaría en una película?
"Mire, incluso esta habitación contiene miles de historias. Mucho material no surge de la imagen. La historia de esta silla, por ejemplo. Cómo llegó hasta aquí, dónde estaba antes y por qué está aquí”.
¿Se refiere a profundizar en una historia, lo que en cine se suele tomar como desviaciones?
“Sí. ¿A qué se parece una botella?” Señala la botella de agua en la mesa. “¿Por qué bebemos esta marca? ¿Es más barata? Y el código de barras, ¿de dónde salió?”
Dudo que los códigos de barras sean el tema de la siguiente película de Lars von Trier, me inclino más por el sexo. De pronto, dice: “He propuesto dos posibles títulos a Peter Aalbaek, ‘Mierda y llagas’ y “La ninfómana’. Le gusta más el segundo, dice que es mejor comercialmente”.
¿Piensa hacer una película sobre ese tema?
“Me estoy documentando sobre la ninfomanía y el Marqués de Sade. He descubierto que el 40% de las ninfómanas también son sádicas, en el sentido de que se cortan a sí mismas. Pero es políticamente incorrecto hablar de ninfomanía, porque el mismo concepto parece indicar que no entendemos la sexualidad femenina”.
“Me parece que muchas de ellas no consiguen satisfacción sexual y se cortan porque es algo que pueden controlar. Supongo que hay miedo o dolor en su interior y que es su forma de esconderlo”.
Se queda mirando la pared sin hablar durante un momento.
“Pero no tiene gracia si lo estás haciendo todo el tiempo, solo sería una peli porno”.
El director no parece estar solo en el universo, tumbado en el sofá mientras da vueltas a lo que podría ser su siguiente película. Y le pregunto:
¿Estamos solos en el universo?
“Lo estamos, pero nadie quiere darse cuenta. Siempre quieren ir más lejos”, dice, riendo. Y añade: “Pero yo miro hacia dentro”.
(Nils Thorsen, autor de The Genius – Lars von Trier’s Life, Films and Phobias (El genio – Vida, películas y fobias de Lars von Trier),
(Nils Thorsen, autor de The Genius – Lars von Trier’s Life, Films and Phobias (El genio – Vida, películas y fobias de Lars von Trier),
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